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2 de Mayo de 2025 00:00
¿Cómo aproximarse a un tiempo tan doloroso, tan lejano, sin hacerse daño? La respuesta se encierra en Nocturno esplendor de la argentina María Cecilia Barbetta. Escrita originalmente en alemán, describe los últimos años democráticos en la Argentina antes de la instauración de la dictadura militar de 1976.
Sin embargo, antes de retratar a todo un país, Barbetta apunta a un barrio bonaerense: Villa Ballester. Aquí veremos cómo Teresa Gianelli, alumna modelo de un colegio de monjas, convence a sus vecinos de dar acogida en sus casas, cada cierto tiempo, a una estatua de la Virgen de Luján. No obstante, mientras la estatua viaja de dueño en dueño, conoceremos a un sinnúmero de personajes, desde ciudadanos de a pie hasta los más fervorosos, todos impactados por la muerte del general Perón y el ascenso al poder de su tercera esposa, Isabela.
Dialogamos con Barbetta en el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá.
Ha descrito su proceso de escritura como un acercamiento a la Argentina desde la añoranza. Sin embargo, también relata que, muchas veces, ese acercamiento es doloroso.
¿Cómo ha logrado ese punto medio en el cual se acerca sin hacerse daño?
Lo logro siempre de la mano de un idioma que no es el mío. Yo describo a esta Argentina y a estos personajes, que son muy argentinos para mí, desde un idioma extranjero. En mi caso da la casualidad de que es el idioma alemán.
Es algo muy paradójico porque me permite acercarme dejando siempre una distancia porque me acerco con un idioma que no es el mío y esto me parece algo increíble porque describo algo que yo creo conocer mucho que es mi país y al describirlo con otro idioma, siempre logro una nueva perspectiva.
Los veo con ojos nuevos, y eso me parece increíblemente enriquecedor. Creo que veo más, es como si tuviera mis ojos, lentes de contacto y anteojos. Y se trata de eso, de acercarme disfrazada de otro idioma.
La religión juega un papel fundamental en su novela, ya que se desencadena el acto de devoción que da inicio a la trama. ¿Cómo se explora este rol en la novela?
Pensemos en la dictadura argentina: la novela se desarrolla en los años 1974 y 1975 en una época todavía democrática de la Argentina. Yo quise entender qué es lo que estaba pasando en mi país a nivel político y religioso para que se posibilitase algo tan horroroso como la dictadura.
Sin ir más lejos, había una ultraderecha religiosa que estaba avalando los hechos violentos cometidos en los campos de tortura durante la dictadura. Mi novela tematiza por eso el rol de la religión, enfocándose menos en el ala ultraderecha católica, sino en lo que en Argentina se llamó el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo.
A partir del Concilio Vaticano II hubo toda una corriente de curas jóvenes que abandonaron las iglesias y fueron a vivir y a trabajar a las “Villas miserias”. Aquí entra mi personaje del padre tercermundista, quien es acompañado por una monja revolucionaria.
Esta monja enseña en un colegio religioso de niñas y viene a decirles a ellas que llegó el momento de llevar la iglesia a la gente: hay que salir a la calle, hay que estar al lado del pobre.
Todas esto se van tratando en la segunda parte de la novela y la tercera parte se centra en una escuela de espiritismo, que es una escuela en donde uno aprende a comunicarse con los muertos, porque la tercera esposa de Perón, Isabel Perón, quedó a cargo del poder luego de la muerte su marido y es una presidenta que de política no sabe nada.
Además es una presidenta que se crio en una escuela espiritista, su mano derecha es un ministro, José López Rega, que lo llamaron “El Brujo” y hacen política desde el esoterismo. Entonces, yo cuento una historia en donde empiezan a desaparecer no personas, porque eso ocurre luego en la dictadura, sino lo que desaparecen son gatos. Hay siete gatos que espero que tengan siete vidas y van a desaparecer uno a uno y hay una pista que lleva a una escuela de espiritismo.
¿Y desde la política, como se explora esta relación?
Se explora sobre todo en la segunda parte, donde hay un taller de mecánicos. Entonces eran más los hombres los que hablan de política y ellos tampoco entienden todas las cosas que están sucediendo en el país, se enteran de los hechos políticos leyendo el diario o mirando la tele.
Más adelante van a tomar la redacción de un diario local y van a crear nuevos rubros. Por ejemplo, un rubro en el diario local va a ser libertad de expresión y en el transcurso de la novela todavía hay un aire de júbilo porque Argentina está transitando a una época democrática luego de varios años de dictadura: el presidente Perón volvió del exilio, es por tercera vez presidente.
Bueno, este aire que hay de júbilo empieza a decaer porque el presidente muere y los conflictos políticos se agravan. Hay una organización que se llamó la Triple A, la Alianza Anticomunista Argentina que fue creada desde el gobierno, específicamente por “El Brujo”, e hizo una caza de brujas a todas estas fuerzas de izquierda.
Según expresó en una entrevista con Fundación Eñe, fue gracias a un error gramatical, que vio una vez paseando por Berlín, por lo que empezó a escribir. ¿Ese fue el caso con Nocturno esplendor?
Es hermoso que cuentes esto porque antes de dedicarme a la escritura yo daba clases de alemán y le declaraba la guerra a los errores hasta darme cuenta de que los errores pueden ser puertas maravillosas a mundos totalmente nuevos y eso tiene que ver con mi primera novela, Änderungsschneiderei Los Milagros, la cual no está traducida al español.
En Nocturno esplendor, mi segunda novela, ya no es el error el que me lleva a escribir, sino que es la búsqueda, otra vez, de lo que siempre me posibilita la literatura: la búsqueda de ser libre. Y uno es libre en la literatura porque uno decide qué es lo que quiere escribir: decide avanzar, decide retroceder, decide quedarse en el lugar y contemplar; esa libertad es lo que a mí me lleva a escribir.
Su obra ha sido caracterizada por juegos de palabras que alteran el significado de ciertas escenas. En esta novela, ¿cómo rescató esos juegos de palabras del alemán?
Hay un juego de palabras, muy bonito en ese idioma, que lo salvamos apenitas en el español. En la versión alemana hay un cartel delante del taller mecánico del padre de la protagonista que dice Ausfahrt freihalten, que lo traducimos como “liberar el portón”, y esta monja progresista en la novela pasa en motocicleta por este cartel y ella no lee Ausfahrt freihalten, sino Freiheit aushalten que es “soportar la libertad”.
En alemán las sílabas son casi las mismas, pero conlleva algo hermoso, que es soportar la libertad. Porque, a pesar de que Nocturno esplendor está ambientada en una época democrática, hay violencia política e implica tratar de soportar la democracia cuando también esa democracia es complicada.
¿Qué reflexión comparte de su obra a sus futuros lectores?
Yo siempre digo que mis novelas se desarrollan en Argentina, pero hablo de una Argentina que no es la que encontramos en los mapas. Es una Argentina mucho más grande porque es híbrida y está mezclada de un montón de anécdotas que yo saco de otros países, especialmente de Alemania, y las traspaso a la Argentina.
Creo que la literatura lo que nos hace es abrirnos la cabeza. Y creo que esto es necesario en estos tiempos de nacionalismos muy fuertes.
Por otra parte, la literatura nos posibilita descubrir nuevos mundos y darnos cuenta de que estamos leyendo cosas que no tienen que ver con nuestro país, pero igualmente nos llevan a reconocernos en otras figuras. En mi caso, en figuras argentinas ¡Y mirá qué argentinas serán que, en realidad, en el original hablan alemán!
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