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24 de Septiembre de 2025 17:45
La tecnología y la moda convergen en el metaverso, un escenario tecnológico que plantea retos en términos de sostenibilidad y consumo.
Este tema atrae con especial atención a Andrea Olmos, directora y fundadora del Bogotá Fashion Film Festival. Olmos fue una de las invitadas a la Semana de la Comunicación en la Universidad de La Sabana, espacio en el que compartió con estudiantes y asistentes su mirada sobre las posibilidades que ofrece este universo paralelo .
El metaverso puede entenderse como un escenario en construcción, donde la moda no solo se adapta, sino que también participa en su dinámica. Mencionó que, así como las prendas físicas han acompañado los cambios sociales, los atuendos digitales empiezan a reflejar cómo las personas quieren ser vistas en estos nuevos entornos.
También explicó que este espacio abre interrogantes sobre los hábitos de consumo. Si bien la moda digital puede reducir procesos de producción material, también existe el riesgo de reproducir dinámicas de sobreoferta y acumulación, para ella, el desafío entre el arte de la innovación y responsabilidad social marcará gran parte del proceso en los próximos años.
Andrea Olmos ha trabajado por más de quince años como consultora de marca y especialista en marketing con empresas nacionales e internacionales. Es psicóloga de profesión, y a partir de su interés por la moda decidió emprender y abrir nuevos espacios en la industria.
En 2019 fundó el Bogotá Fashion Film Festival, un escenario que conecta la moda con el cine y la música y que cada año reúne a más de 15.000 participantes. En el ámbito académico cursó un MBA con énfasis en moda, estudios de posgrado en el Instituto Marangoni y una maestría en dirección de marketing en el CESA. Su trabajo le ha dado presencia en medios como Kienyke, Portafolio y La República, además de una comunidad digital de más de 40.000 seguidores.
Andrea Olmos considera que en el metaverso la moda deja de ser solo vestimenta para convertirse en un medio ilimitado de expresión personal, donde cualquier identidad desde un guerrero hasta una diosa puede tomar forma.
En su visión, el metaverso se convierte en un escenario donde la moda encuentra nuevas formas de expresión, ligadas tanto al consumo como a la cotidianidad. “Este es un mundo en donde personas, creo que más jóvenes que yo, están explorando y disfrutando”, comenta en entrevista con Conexión Sabana 360. Para ella, esta dimensión no solo replica las dinámicas de consumo que ya conocemos, sino que abre la puerta a procesos más sostenibles como lo son las colecciones digitales que así mismo reducen las largas cadenas de producción tangible y que, al mismo tiempo, permiten a los usuarios expresar su identidad.
Las grandes marcas como Gucci, Balenciaga y otras casas de lujo lo saben y han apostado por esta nueva herramienta, convencidas de que la moda es, en esencia, un negocio que debe seguir a sus consumidores allí donde estén. “Hay un nicho, una comunidad que necesita también consumir moda, que necesita expresarse y que claramente necesita vestirse”, explica Olmos.
Andrea Olmos fundó hace seis años el Bogotá Fashion Film Festival, un escenario donde la moda, el cine y la música se encuentran para dar mayor visibilidad al trabajo creativo en Colombia. Desde allí ha impulsado proyectos que conectan a estas industrias y, más recientemente, ha empezado a explorar cómo el metaverso puede abrir un nuevo espacio para la moda.
Lo fascinante de este espacio virtual, añade, es la libertad. En el metaverso se puede ser todo lo que uno desee “un guerrero, una diosa o lo que tus emociones te conduzcan a comunicar”. No se trata solo de ropa digital, sino de identidad y que hace parte de lo que somos. Andrea lo ilustra con un ejemplo cercano pues sus hijas, aún pequeñas, ya son prueba de cómo desde muy temprano construimos quiénes somos a partir de lo que vemos, sentimos y vestimos, incluso en un entorno digital.
Sin embargo, el metaverso no está exento de dilemas. Uno de los más relevantes, según Olmos, es el riesgo del sobreconsumo. La facilidad para producir colecciones digitales ilimitadas puede derivar en una huella ambiental y social tan compleja como la de la moda tangible. “Podemos empezar a preguntarnos si deja incluso más huella que la ropa física”. Otro gran desafío está en la naturaleza humana.
“El humano como tal es el obstáculo más grande porque nunca va a haber una entidad tan compleja”, indica Olmo. Para ella, las barreras y paradigmas que levantamos frente a la tecnología son quizá el reto más profundo. No obstante, anticipa un futuro en el que las nuevas generaciones, con alter egos y representaciones potenciadas por la inteligencia artificial, serán cada vez más exigentes con lo que consumen en este universo paralelo.
Ese futuro, de hecho, ya comenzó. Andrea recuerda que hace dos años, en la cuarta edición del Bogotá Fashion Film Festival, crearon un metaverso propio con una colección 100% digital inspirada en el bogotano y en elementos folclóricos colombianos. Experiencias como esa muestran que los desfiles virtuales no son un escenario lejano, sino una posibilidad real y creciente. “Vamos a ver mundos paralelos en donde podamos escoger si queremos estar virtualmente, en la pasarela del metaverso, o presencialmente”.
A lo largo de su trayectoria, Olmos ha impulsado la unión entre moda, cine y música a través del Bogotá Fashion Film Festival, un evento que celebra seis años de existencia y que ha permitido visibilizar el talento colombiano bajo un formato innovador. Para ella, el metaverso es un nuevo ciclo en donde la moda encuentra, otra vez, la forma de reinventarse.
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