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26 de Septiembre de 2025 06:00
El desafío de la IA en el mundo corporativo
La IA ha dejado de ser una tecnología futurista para convertirse en una herramienta cotidiana que está transformando industrias en todo el mundo. En sectores como el de la belleza y el cuidado personal, su impacto es cada vez más evidente.
En Colombia, la adopción de la IA ha crecido rápidamente. Según el Índice de Transformación Digital Empresarial 2024 de la Cámara Colombiana de Informática y Telecomunicaciones (CCIT), el 48% de las empresas del país ya integran soluciones de IA para optimizar procesos, mejorar la atención al cliente y fortalecer la toma de decisiones estratégicas.
En este contexto, L'Oréal se posiciona como un referente en la implementación responsable de esta tecnología. Juan José Gómez, psicólogo y especialista en gestión estratégica, con más de 11 años de experiencia en recursos humanos, lidera procesos clave dentro de la compañía. Durante una conversación en el marco de la Semana de la Comunicación de la Universidad de la sabana, hablando con Conexión Sabana 360, explicó cómo la empresa ha integrado la IA en su modelo de trabajo y qué significa para el desarrollo del talento humano.
Potenciar, no reemplazar
Para Gómez, la inteligencia artificial es una aliada que complementa la labor humana. “En L'Oréal entendemos la IA como una herramienta que nos permite ser más eficientes, autónomos y ágiles. No buscamos reemplazar a las personas, sino darles recursos para que puedan desarrollar su creatividad y asumir mayores desafíos en sus roles”, aseguró.
Esto se traduce en procesos más dinámicos: tareas que antes requerían la ayuda de varias personas ahora pueden ejecutarse de forma autónoma, lo que libera tiempo para la innovación. “Lo que antes requería apoyo constante, hoy puede resolverse con un asistente virtual que acompaña el trabajo diario. Cada empleado cuenta con una especie de ‘second brain’ impulsado por IA”, explicó Gómez.
Educación y responsabilidad
Uno de los mayores retos que enfrenta L'Oréal es educar a sus colaboradores en el uso ético y responsable de estas herramientas. Gómez reconoce que, aunque la IA ofrece múltiples beneficios, también existe el riesgo de que se utilice como un atajo que reemplace el criterio humano. “La inteligencia artificial no debe sustituir la creatividad ni el juicio personal. Por eso, en lugar de prohibir su uso, creamos un marco conceptual claro que permita a los colaboradores experimentar y aprender con libertad, pero con responsabilidad”, destacó.
Este enfoque busca generar confianza en los equipos y, al mismo tiempo, proteger la integridad de la marca. En una empresa con marcas globales altamente reconocidas, un uso incorrecto de la IA podría afectar su reputación.
Beneficios visibles en el día a día
Gómez explica que una de las principales ventajas de la IA es la optimización de procesos.
Por ejemplo, antes se necesitaba un equipo especializado para analizar datos complejos, pero hoy, con herramientas accesibles y un buen entendimiento de su funcionamiento, cualquier empleado puede realizar análisis preliminares y obtener información valiosa para la toma de decisiones.
“La IA nos permite acceder a insights que antes requerían semanas de trabajo. Ahora, en cuestión de minutos, podemos entender tendencias y actuar con mayor rapidez”, señaló.
Este cambio no solo impacta la eficiencia, sino que también amplía las competencias de los colaboradores, permitiéndoles asumir retos que antes estaban reservados para expertos en áreas específicas como data analytics o mercadeo digital.
Consumidor: es el centro
En el sector de la belleza, la relación con los consumidores es especialmente sensible. Gómez advierte que aún existe desconfianza hacia la inteligencia artificial, en muchos casos por desconocimiento.
“El consumidor es muy sensible y percibe cuando la comunicación no es auténtica. Por eso debemos asegurarnos de que la tecnología se utilice para mejorar la experiencia del cliente, no para manipularla”, comentó.
Esta visión coincide con estudios recientes de la firma Deloitte, que revelan que el 65% de los consumidores latinoamericanos esperan que las marcas usen la IA de manera ética y transparente, especialmente cuando se trata de personalizar productos y servicios.
Universidad y empresa: alianza necesaria
Uno de los puntos que Gómez considera fundamentales es la conexión entre el mundo académico y el empresarial. En su opinión, las universidades deben preparar a los estudiantes para un entorno laboral donde la IA sea parte integral de las dinámicas de trabajo.
“Sería incoherente que en la universidad se prohibiera el uso de la IA, cuando en el mundo laboral se promueve y se utiliza todos los días. Las instituciones educativas deben formar a los estudiantes para que aprendan a usar estas herramientas de manera estratégica”, afirmó.
Este cambio implica que la formación no se limite a enseñar el manejo técnico de la tecnología, sino que también fomente habilidades críticas, como la detección de sesgos, errores e información falsa. “Es un privilegio tener un asesor de bolsillo como la IA. Pero también es clave aprender a identificar incoherencias y datos erróneos para tomar mejores decisiones”, aconsejó Gómez.
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