Sigue nuestras emisiones en directo desde esta página, y no te pierdas ningún evento y actividad.
Sigue nuestras emisiones en directo desde esta página, y no te pierdas ningún evento y actividad.
Buscar
24 de Septiembre de 2025 10:31
El silencio absoluto no existe. El sonido está presente en cada sala de cine, en cada serie audiovisual existente, y en cada documental producido en el país y en el mundo. ¿Qué pasa cuando ese sonido ya no depende del oído entrenado de un profesional, sino de una máquina? Esa fue la pregunta que guió la charla de Jorge Bahamón, productor de audio, docente y socio de la empresa 48 Voltios, en la Semana de La Comunicación de la Universidad de La Sabana.
Bahamón inició su intervención con la idea de no ofrecer una clase magistral tradicional y unidireccional, sino un espacio participativo en donde más de 100 estudiantes tuvieran la oportunidad de participar e involucrarse directamente con sus proyectos, reflexionar sobre los límites de la tecnología, el papel de la creatividad humana y los dilemas éticos que emergen en una sociedad donde la Inteligencia Artificial está teniendo más fuerza.
Jorge Bahamón es realizador audiovisual y sonidista. Ha recorrido desde el rol de microfonista en televisión, hasta convertirse en diseñador de sonido para cine y series. Estudió Medios Audiovisuales en el Politécnico Gran Colombiano y más adelante producción de audio en la Escuela Fernando Sor, donde consolidó una pasión que hoy combina con la docencia y la creación de talleres en festivales de cine. Con 48 Voltios ha trabajado en proyectos que van desde cortometrajes y largometrajes hasta producciones con un fuerte componente social, lo que lo ha llevado a pensar constantemente en cómo la inteligencia artificial cambia la manera de hacer sonido.
Para orientar a los estudiantes, Bahamón hizo un repaso de cómo se trabaja el audio en la postproducción de sonido de la manera convencional, tocando temas como la edición de diálogos, regrabación de líneas, grabación de foley, musicalización, mezcla y doblaje. Este fue el punto de partida para mostrar cómo aquellos procesos que han definido el oficio del sonidista hoy conviven con softwares capaces de automatizar tareas que antes requerían horas de trabajo minucioso y detallista.
Uno de los ejemplos sobre las herramientas de ayuda fue el de Clear, creado por la empresa Superton. La herramienta fue entrenada con más de seis mil horas de grabaciones de diálogos para enseñarle a una inteligencia artificial a diferenciar entre voz y ambiente. Bahamón demostró con un ejemplo en vivo el proceso de su funcionamiento, en donde al procesar un audio grabado en un centro comercial, la voz de la presentadora se aislaba casi sin rastro del bullicio de fondo. También mostró cómo la misma tecnología permite reducir la reverberación en grabaciones hechas en espacios sin tratamiento acústico, lo que normalmente obligaría a repetir tomas enteras.
El impacto de estas herramientas es de forma inmediata, ya que permite ahorrar costos, evitan la necesidad de repetir grabaciones y aceleran los cronogramas de entrega.
“Estamos hablando de procesos que antes tomaban días y que ahora se resuelven en minutos”, relataba Bahamón, mientras desde su computador mostraba ejemplos de resolución de problemas de edición a través de distintas plataformas y sus especificaciones, como lo son: Evenlabs, para crear un audio a partir de un texto, con la posibilidad de poner etiquetas como emociones, risas e inhalaciones generadas. Krotos, que su función se basa en el diseño de ambientes sonoros, para crear distintos tipos de efectos de sonido y convertirse en un banco de audios con distintas categorías como ambientes, pasos, ropa, entre muchos.
Otra herramienta destacada fue SUNO, la cual se caracteriza por generar música a partir de un Pompt; donde los estudiantes se interesaron bastante, ya que pedía un Género + Mood + Instrumentación + Idioma + Voz + Letra.
El ejercicio durante la masterclass abrió las puertas a un debate sobre las posibilidades y los riesgos de estas tecnologías. Por un lado, facilitan la producción de narraciones institucionales o doblajes en varios idiomas sin necesidad de contratar actores de voz. Pero por el otro, evidencian limitaciones importantes: pérdida de naturalidad, errores en la sincronización de labios (lip sync) y dificultad para reflejar acentos regionales.
“Aquí es donde empiezan las discusiones éticas. La inteligencia artificial todavía no logra capturar la riqueza de los dialectos ni la expresividad de un intérprete humano”, indicó. Fueron las palabras de Bahamón al explicarle a los estudiantes que los proyectos en los que trabajaba son trabajos nacionales que ayudan a visibilizar las narrativas locales sin la necesidad de grandes presupuestos internacionales, y que a pesar de que la inteligencia artificial avanza rápido, aún está muy lejos de reemplazar la dimensión artística del doblaje.
En conversación con Conexión Sabana 360, complementó la mirada desde el sector productivo. Para él, la IA ha cambiado el modelo de negocio en empresas como 48 Voltios, especialmente cuando se trabaja con presupuestos ajustados.
“Ya no tenemos que contratar siempre una voz en off para una animación institucional; ahora podemos generar voces con inteligencia artificial y manipular su intensidad o tono desde un computador”, explicó.
Sin embargo, aclaró que la diferencia aparece cuando hay recursos amplios. “Se trata de analizar en qué momentos la IA puede jugar mejor y en cuáles necesitamos sí o sí al artista humano”.
El impacto no solo es económico, sino también creativo. Bahamón reconoce que las posibilidades de la IA parecen infinitas: “La limitación ya no es de la máquina sino de uno mismo, de qué tanto seas capaz de aprovecharla”. Aun así, subrayó que los resultados no siempre cumplen las expectativas y que gran parte del reto está en aprender a estructurar bien los comandos o prompts para obtener lo que se busca.
Con una visión en un futuro, Bahamón invita a los estudiantes a equivocarse y cometer errores en sus propios proyectos, con el propósito de experimentar sin miedo. “Prepárense para crear; la IA no es un reemplazo, es una herramienta que puede potenciar su trabajo”.
Cree de manera profunda que la inteligencia artificial no elimina el rol del diseñador sonoro, pero sí redefine sus tareas y lo obliga a pensar en términos de código, software y flujos de trabajo digitales. En ese sentido, la clave no está en quién tenga la herramienta más avanzada y profesional, sino quién logra mantener la chispa de la creatividad humana en medio del auge tecnológico.
Conoce más historias, productos y proyectos.