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24 de Septiembre de 2025 13:43
El escenario político después de la pandemia ha sufrido numerosas transformaciones a raíz de la inclusión de la Inteligencia Artificial en el mundo digital. Desde el lanzamiento de Chat GPT, el 30 de noviembre de 2022, se han modificado los flujos de trabajo en las campañas políticas, obligando a repensar el rol humano frente al avance de estas tecnologías.
Los partidos han comenzado a utilizar estos sistemas para segmentar a los votantes, personalizar mensajes y monitorear conversaciones en tiempo real. En Estados Unidos, el movimiento MAGA de Donald Trump ha reflejado como estas herramientas pueden amplificar narrativas y marcar el poder político de la IA. En Colombia, esta época electoral venidera será la primera en estar influenciada por estas tecnologías, abriendo un escenario de oportunidades y desafíos para los candidatos.
Para Juan Abel Gutiérrez, estratega de comunicaciones con trayectoria en marketing político que estuvo participando como conferencista en la Semana de la Comunicación en la Universidad de La Sabana, la implementación de esta herramienta marcó el inicio de una era de hiperdemocratización, en la que el análisis de datos permite comprender patrones de comportamiento, elaborar predicciones y anticiparse con mayor precisión a crisis políticas.
La pandemia preparó el ambiente para lo que venía, pues permitió que más personas se familiarizaran con el mundo digital durante el confinamiento. Al mismo tiempo, la crisis sanitaria planteó nuevas preocupaciones que, con la ayuda de la inteligencia artificial, pueden ser detectadas y atendidas.
“Desde la identificación temprana de enfermedades hasta la personalización de tratamientos y la mejora de los resultados del paciente. Además, puede ayudar en la identificación de patrones de enfermedades y diagnóstico, en la investigación de nuevas terapias y en el desarrollo de herramientas para la medicina personalizada”, explicó.
Este potencial de la IA para revolucionar la atención médica muestra que su impacto no se limita a la política, sino que se extiende a otros ámbitos de la sociedad.
En su experiencia como gestor de comunicaciones, su participación en campañas políticas y su trabajo en la Escuela Digital, el primer centro especializado en formatos digitales ha integrado el uso de estos algoritmos.
“Lo que yo hago son informes de inteligencia digital, que son el procesamiento de millones de datos para el entendimiento de patrones en las emociones de las personas.” expresó Gutiérrez.
Esos informes no solo permiten anticipar cuánto tiempo permanecerá un tema en la agenda pública, sino también cuál es la mejor estrategia de respuesta.
Su trayectoria también lo ha llevado a participar en campañas electorales que resultaron ganadoras, como la de Carlos Ordosgoitia en Montería en 2019, la de Erasmo Zuleta para la Gobernación de Córdoba en el año 2023 y la de Carlos Fernando Galán para la Alcaldía de Bogotá en ese mismo año.
De esas experiencias rescata que “el ejercicio electoral es un ejercicio de empatía, más allá de la confrontación política”. Para él, un candidato puede conectarse emocionalmente con las audiencias abordando otras problemáticas. “Hay casos de personajes que hablan de inteligencia artificial, modernización de la educación, de bicicletas y de otros temas distintos” afirmó.
Durante este proceso, un aspecto fundamental es el uso de API, un concepto usado en la IA para definir a una serie de desarrollos, que permiten analizar datos en cualquier contexto.
Según Gutiérrez, hay tres de estas API que son determinantes: “El primero, entender cómo habla la gente y qué es lo que más le interesa. El otro, es la geolocalización, saber territorialmente cómo están pensando de forma masiva los grupos de personas. Y el tercero es la emocionalidad, qué emociones despiertan los contenidos que uno hace para campañas”
La inteligencia artificial no elimina el rol humano, sino que lo redefine. “La postura o posición es algo moral, determina si algo es correcto o no y ahí es donde el humano no va a perder su función” subraya Gutiérrez. Además, explicó que carreras relacionadas con el comportamiento humano como la comunicación, filosofía y antropología adquieren un nuevo protagonismo en este contexto, porque serán la representación de las habilidades blandas.
De hecho, uno de los elementos clave de la inteligencia artificial es la trazabilidad: todo contenido creado por estas herramientas puede ser verificado.
Para Gutiérrez, los gobiernos deberían ofrecer sistemas abiertos al público que permitan comprobar si una imagen, un audio o un texto fueron generados con IA. Esto no solo fortalecería la transparencia, sino que también devolvería confianza a los ciudadanos frente a la avalancha de información digital.
La IA se ha convertido en una herramienta poderosa que ya marca la política global y que en Colombia tendrá su primera gran prueba en las elecciones que se avecinan. Sin embargo, su verdadero valor no radica únicamente en los algoritmos, sino en la capacidad humana de utilizarlos con ética y empatía. El reto será equilibrar innovación y responsabilidad, para que la tecnología fortalezca la democracia en lugar de debilitarla.
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