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4 de Septiembre de 2025 09:30
"La política es un proceso y si uno quiere hacer las cosas bien, debe empezar desde la base". Con esta convicción, Andrés Ardila, a sus 23 años, ya se ha convertido en un referente de liderazgo juvenil en la localidad de Usaquén, en Bogotá. Como edil, ha demostrado que la edad no es un impedimento para ejercer la política con responsabilidad, probando que la juventud no es sinónimo de inexperiencia, sino una ventaja para transformar la manera en que se pone en práctica con energía, compromiso y una visión clara del futuro.
Con una presencia segura y una expresión corporal que refuerza sus palabras, Andrés comunica con elocuencia sus ideas y convicciones. Se expresa con las manos, enfatiza con movimientos precisos y mantiene siempre una postura firme, transmitiendo una seguridad que cautiva a quienes lo escuchan.
Un joven con vocación de servicio
Nacido en Bogotá y criado en una familia de clase media, Ardila siempre ha creído en la cercanía con la comunidad. Su ingreso a la política fue motivado por la necesidad de generar un cambio desde el territorio y demostrar que la renovación política es posible sin pertenecer a grandes dinastías de este medio. Para él, es un ejercicio de coherencia y acción, donde las promesas de campaña deben materializarse en mejoras tangibles para los ciudadanos. Su lema, "Ser más para servir mejor", es una frase que lo ha acompañado desde el colegio hasta el día de hoy, es el principio que rige su actuar.
Andrés es un hombre atento y cercano, especialmente con los niños, por quienes siente una gran empatía. Se interesa genuinamente por su bienestar, defiende sus derechos y busca generar cambios que impacten directamente en su calidad de vida. Visita a los niños en “El Codito”, comparte con ellos y se esfuerza por que tengan una mejor calidad de vida, ya que es el único barrio sin acueducto ni alcantarillado que hace parte de la localidad, donde viven en situaciones precarias.
En cada comunidad que visita es frecuente verlo interactuar con los más pequeños, escucharlos y compartir momentos que refuercen su confianza en la política como una herramienta de transformación social. “Siempre les hablo con la verdad a los ciudadanos: lo que se puede hacer, lo que no y los tiempos estimados.” Esta actitud le ha permitido ganarse la confianza de la gente, mostrando un liderazgo basado en la transparencia y el compromiso con el bienestar de la comunidad.
Vestido con un saco polo y un jean, Andrés equilibra comodidad y formalidad. Su apariencia refleja su esencia: accesible, pero serio en su labor. Un atuendo adecuado tanto para sus responsabilidades en la oficina como para su jornada académica en la Universidad del Rosario, donde estudia Jurisprudencia. Otra de sus mayores pruebas ha sido combinar su rol como edil con sus estudios. "No tengo una vida de estudiante normal, no me quedo en la plazoleta o la biblioteca porque siempre debo salir a atender mis compromisos políticos", admite, ya que su tiempo se divide entre su trabajo como edil, reuniones con la comunidad y las horas de trayecto entre su casa, la universidad y sus compromisos.
Consciente de la diversidad de Usaquén, una localidad que abarca desde el estrato 0 hasta el 6, Andrés entiende que las soluciones no pueden ser las mismas para todos. “Es una localidad en la que uno debe darle manejo a las comunidades, porque mientras en el estrato 5 te piden contundencia con algunas cosas, en el estrato bajo las problemáticas son totalmente distintas.” Su enfoque se basa en la gestión efectiva, en resultados tangibles: la renovación de parques, la modernización del alumbrado público, la pavimentación de vías deterioradas. Su trabajo en el territorio, de la mano con la comunidad, marca la diferencia entre la política tradicional y una nueva manera de gobernar.
Desde su posición ha impulsado proyectos que benefician a la comunidad, como la renovación de vías en el barrio La Calleja. “Durante años, la malla vial estuvo deteriorada, y logramos reconstruir siete segmentos viales, además de señalizar todas las vías del barrio”, recuerda con orgullo, mientras enfatiza la importancia de cumplir con las promesas hechas a la comunidad, la modernización del alumbrado público y la mejora de espacios recreativos. "La entrega de resultados es lo que diferencia a un politiquero de un buen político", afirma con seguridad.
Sin embargo, se ha encontrado con desafíos y aprendizajes en el camino. Pese a su compromiso, Ardila ha enfrentado grandes retos. Siendo elegido edil a los 21 años, se topó con la subestimación de algunos sectores políticos. “Este medio es un mundo complicado, con engaños y manipulaciones, la política es un 'Juego de Tronos', pero hay que mantenerse firme y con equilibrio emocional", reflexiona sobre las dificultades que ha encontrado en su camino. La experiencia le ha enseñado a navegar entre maniobras políticas sin perder de vista su misión: trabajar para la comunidad.
Un liderazgo basado en la honestidad
Para Ardila, la clave de su relación con la comunidad está en la transparencia. "Muchos políticos solo aparecen en campaña, pero yo me esfuerzo por mantenerme presente", asegura. Su trabajo conjunto con el concejal Jesús Araque le ha permitido ampliar su alcance y generar soluciones concretas para los barrios de Usaquén. Además, considera que la escucha activa es una de sus mayores virtudes como líder. "Siempre he sido parte de la clase media y entiendo sus necesidades", comenta. No obstante, reconoce que su participación en los debates en las diferentes reuniones podría mejorar, ya que prefiere la gestión en territorio.
Al llegar a su casa, un espacio amplio y acogedor, un hogar con muebles modernos y de colores claros, algunos cuadros que aportan más color, es recibido por su inseparable compañera, Candelaria, una mezcla de Golden Retriever y Collie que lo sigue con devoción. Su hogar es un reflejo de su personalidad: cálido, ordenado y con una energía que invita a la conversación y al descanso después de una jornada intensa de gestión y trabajo comunitario.
"Andrés es una persona comprometida con su comunidad y con ganas de generar un impacto positivo". Así lo describe uno de sus amigos más cercanos, Ignacio Jiménez, quien resalta su vocación de servicio y su gran capacidad para conectar con las personas. "Es servicial, siempre dispuesto a ayudar a los demás, y tiene una gran empatía que le permite conectar con las personas y entender sus necesidades". Su liderazgo es un reflejo de su determinación por mejorar su entorno, pero lo que más lo distingue es su iniciativa: "Es alguien que no se queda solo en las palabras, sino que actúa para lograr cambios reales", resalta su amigo de muchos años.
Su camino apenas comienza. Con sueños que van desde su papel como edil hasta llegar a la Presidencia de la República, uno de sus referentes políticos es David Luna, “porque hizo su carrera política desde la base, comenzando como edil y avanzando hasta ser senador y ministro. Ahora es candidato presidencial. Ha construido su trayectoria con conocimiento administrativo y cercanía a la gente. Es de los pocos senadores que sale al territorio y mantiene un diálogo constante con la ciudadanía”, expresa con admiración, dejando entrever su propia aspiración de recorrer un camino similar.
Ardila tiene claro que cada paso cuenta. Mientras tanto, sigue construyendo su legado en Usaquén, inspirando a más jóvenes a creer en el servicio público y demostrando que la renovación política no es una utopía, sino una realidad en proceso.
Cuando no está atendiendo sus responsabilidades como edil, disfruta hacer senderismo en las montañas fuera de Bogotá, para salir de la rutina. Es su manera de reconectar consigo mismo y con la naturaleza. Los domingos, o al menos una vez al mes, explora nuevas rutas, enfrentando terrenos desafiantes con el mismo espíritu con el que asume los retos de su cargo. Le gusta pasar tiempo con su perrita Candelaria y apoyar a su comunidad de jóvenes futbolistas en Cedritos.
Su mayor sueño, más allá de la política, es formar un hogar y ser un padre presente. “Quiero ser un hombre de familia y tener dos hijos. Creo que el mayor reto de un padre es ser un ejemplo, pero también contribuir contundentemente en su formación, y, sobre todo, asegurarme de tener el tiempo suficiente para ellos.” Porque, como él mismo dice, "la educación y el ejemplo son la mayor herencia que un padre puede dejar". Con cada paso que da, Andrés Ardila reafirma su compromiso no solo con la transformación social, sino con la construcción de un legado basado en valores y responsabilidad. Usaquén tiene en él a un líder que no solo promete, sino que cumple.
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