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16 de Noviembre de 2025 16:06
En la universidad de La Sabana, el emprendimiento ha dejado de ser solo una opción académica para convertirse en una fuerza creativa que transforma ideas en proyectos reales. Entre recetas tradicionales que recuperan la identidad cultural y propuestas gastronómicas que nacen desde la casa, estudiantes de diferentes programas y ciudadanos de la región sabana demuestran que la innovación puede surgir tanto de la tradición como de la disciplina diaria.
Hoy con las historias de Cerrero y Empanadas de la Sabana podemos ver reflejados el espíritu de crecer, aprender y abrirse camino más allá del campus.
Del Llano con amor
A principios de noviembre, recorriendo los pasillos de la feria, nos encontramos con Diego Bobadilla, un estudiante de octavo semestre de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de La Sabana, que creó Cerrero, un emprendimiento que rescata y reinventa el tungo, un producto tradicional y artesanal de los Llanos Orientales que hoy empieza a ganar espacio entre la comunidad universitaria y la región.
Desde febrero, Bobadilla trabaja en la recuperación de esta receta típica y en el desarrollo de nuevas versiones del producto. “No sólo rescatamos el tungo original, sino que reformulamos el producto y creamos sabores únicos que no se encuentran en otra parte del mundo”, explicó el estudiante, quien asegura que el proceso ha sido un aprendizaje constante sobre emprendimiento y gestión.
Durante este semestre, Cerrero ha hecho parte del SEIS (Semillero de Emprendimiento e Innovación Sabana), donde ha recibido acompañamiento para proyectar sus siguientes pasos: formalización, registro ante Cámara de Comercio y la búsqueda de un primer punto físico. Hasta ahora, todo el modelo ha funcionado por canales digitales y voz a voz. “Estamos ahorrando para dar el siguiente paso; todo ha sido autogestionado y queremos consolidarnos más”, afirmó.
Sin embargo, Bobadilla reconoció que existe un reto importante en el apoyo al emprendimiento desde la Facultad de Comunicación. “Se nota mucho el contraste: la universidad apoya bastante a los estudiantes de Administración, pero siento que los de Comunicación no reciben el mismo impulso. Conozco muchos compañeros con ideas muy buenas y hace falta más visibilidad y espacios para ellos”, señaló.
Aun así, el estudiante destaca que el recorrido ha sido positivo y que el SEIS le ha permitido fortalecer la visión y estructura de su emprendimiento. Con Cerrero busca posicionar un producto cultural del Llano, promover su valor artesanal y expandirse más allá de la Universidad.
Todos los emprendimientos así como Cerrero y Empanadas de la Sabana ejemplifican cómo el emprendimiento se nutre de pasión, constancia y una visión clara de futuro. Aunque los retos son evidentes, ambos proyectos muestran que las ideas bien trabajadas pueden convertirse en oportunidades reales de crecimiento.
Con sabor y disciplina
Con solo 100 mil pesos prestados por su mamá, Nicolás Huaycal, estudiante de Negocios Internacionales de la Universidad, inició Empanadas de la Sabana, un emprendimiento casero que hoy produce más de 100 empanadas diarias y hasta 80 sándwiches, todos elaborados con carnes y con un sello de sabor premium.
Lo que comenzó como una simple reventa de empanadas se transformó en un proyecto completamente propio. “Quise aprender cómo se hacían las empanadas, la fórmula y todo el proceso. Después hice una buena inversión en equipo y maquinaria para poder producirlas yo mismo”, comentó Huaycal, quien asegura que la clave del crecimiento ha sido apostar por calidad y constancia.
El emprendimiento también incluye la línea de sándwiches, preparados desde cero en casa. “Todo lo que manejo es únicamente con carnes. La idea es que cuando compren conmigo encuentren sabor, pero también una calidad premium”, explicó el estudiante. Aunque reconoce que los costos son un reto permanente, afirma que el negocio ya se encuentra “más o menos establecido”.
Actualmente, Empanadas de la Sabana mantiene una producción diaria constante y un flujo de clientes que crece con el boca a boca. Para Huaycal, el proceso ha sido una lección de disciplina. Con el proyecto, el estudiante proyecta seguir ampliando la producción y consolidar su marca dentro y fuera del campus. Su historia demuestra que un emprendimiento puede nacer desde la cocina, con pasión, esfuerzo y una buena receta.
Las propuestas como las de Diego Bobadilla y Nicolás Huaycal no solo enriquecen la vida universitaria, sino que también demuestran que, con esfuerzo y creatividad, los estudiantes y ciudadanos pueden construir iniciativas con identidad, propósito y proyección.
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