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4 de Noviembre de 2025 12:20
Cine con Julio es una iniciativa cultural que está llevando el séptimo arte a los rincones más apartados de Cundinamarca. Con una pantalla inflable, un proyector y el impulso del representante a la Cámara Julio Roberto Salazar, el proyecto busca acercar el cine a comunidades rurales que pocas veces han tenido acceso a espacios culturales y, con ello, fortalecer el tejido social y la unión entre generaciones.
“La idea nace de una convicción profunda: llevar a nuestras comunidades, especialmente a las rurales, espacios de entretenimiento, cultura y cine que fortalezcan el tejido social. Pero también surge de lo que se evidencia al recorrer el territorio. He visitado cada municipio y gran parte de las veredas de Cundinamarca, y he podido ver de primera mano lo difícil que resulta para muchas familias acceder a estos espacios”, explicó el representante. “Nos enfocamos en los jóvenes y los niños, pero este proyecto está pensado para todos: pequeños y grandes, porque el cine une generaciones y crea momentos que fortalecen la comunidad.”
Desde el mes pasado de octubre, la caravana de Cine con Julio ha recorrido municipios como Villeta, Quetame, Pacho, Cabrera, Une, Pasca, Pandi, Venecia, Chipaque, Fusagasugá, Nocaima, Vergara y El Peñón, alcanzando las provincias del Sumapaz, Rionegro, Gualivá y Oriente. En apenas tres semanas, se han realizado cuarenta y siete funciones con más de dos mil quinientas personas entre niños, jóvenes y adultos, la mayoría en zonas rurales donde el cine era hasta hace poco un lujo inalcanzable.
Pero el propósito no termina ahí. La meta de la iniciativa, según su impulsor, es seguir extendiéndose por todo el departamento. “Las metas son seguir llevando esta experiencia a más comunidades, especialmente a aquellas donde acceder a un cine o a un teatro aún es un sueño lejano. Queremos que cada jornada siga siendo un encuentro de alegría, de unión y de esperanza; que el cine se convierta en una ventana para soñar, para aprender y para sentirse parte de algo más grande: una Cundinamarca viva, unida y llena de historias por contar”, afirmó Julio Roberto Salazar. La idea, dice, es que la caravana continúe su recorrido hasta alcanzar los 116 municipios del departamento, incluidas las provincias de Sabana Centro y Sabana Occidente, para que las familias de estas regiones también vivan la magia del cine.
El cine llega sobre ruedas. Una pantalla inflable, un proyector, un sistema de sonido y decenas de sillas viajan por los caminos destapados del departamento para convertir cualquier plaza en una sala de cine. La organización, dijo el Dr. Julio Roberto, se hace con recursos propios y el apoyo de la gente. “Es una muestra de que cuando hay voluntad, la cultura puede llegar a cualquier rincón. Queremos demostrar que desde la política también se puede construir bienestar, no solo con obras, sino con momentos que tocan el alma”.
En Pasca, la profesora Blanca Contreras, una de las líderes comunitarias que apoyó la actividad, aún recuerda la emoción de aquella noche. “La llegada fue excelente, una novedad total. Había niños que nunca habían estado en un cine, que solo conocían la televisión de su casa. Se repartieron ciento ochenta bolsitas de maíz pira y no alcanzaron. Los niños estaban encantados, los papás felices. Incluso había llovido, pero eso no los detuvo. Asistieron todos, con ganas de ver algo diferente, algo bonito”. Para Blanca, que enseña a niños de zonas rurales, estas actividades tienen un valor profundo. “Motivan, integran, les muestran otro mundo. Ojalá sigan llegando a las veredas, porque muchos niños del campo no tienen estas oportunidades. Algunos ni siquiera conocen el pueblo. Esto los inspira, los aleja del celular, los hace soñar”.
¿Por qué el cine? Porque el cine une, respondió Julio Roberto “El cine educa, inspira y convoca. Hemos visto abuelos, jóvenes y niños compartiendo la misma historia, riendo y soñando juntos. Es una forma distinta de acercarse al territorio desde la emoción y la esperanza”. En cada municipio, las funciones duran cerca de dos horas, y más que una proyección, se convierten en un encuentro comunitario. Familias enteras se reúnen, los vecinos se saludan, los niños se maravillan frente a una pantalla que no solo muestra imágenes, sino también la posibilidad de verse reflejados como parte de una comunidad viva.
Cine con Julio no nació como una estrategia de campaña ni como una actividad institucional, sino como una apuesta por demostrar que la cultura también transforma. En apenas semanas ha logrado lo que muchas obras de cemento no consiguen: reunir a la gente, hacerla mirar en la misma dirección, recordar que el arte también es un derecho.
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