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28 de Agosto de 2025 17:00
En una finca arrendada de Suesca, Carlos Salcedo camina entre el barro. Hace seis meses sembró papa junto a unos socios, pero ahora mira como más de la mitad del cultivo se pudre. “Se puede rescatar algo, pero ya no va a dar lo que se esperaba”, expresó con tristeza.
Sabana Centro vive un invierno anómalo. Según el informe más reciente del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, las precipitaciones en la región Andina durante agosto serán entre un 10 y un 30 % superiores a los promedios históricos. Aunque no se han registrado temperaturas extremas, la Alcaldía de Bogotá explica que “se pueden estar presentando sensaciones térmicas menores por presencia de vientos”.
Las consecuencias para el campo son evidentes. El campesino suescano relató: “Esa papa se perdió y no dará lo esperado”. En su caso, las lluvias se prolongaron por más de dos meses y, aunque intentó proteger su producción a través de drenajes, reconoció que “cuando llueve demasiado, recuperar la producción del tubérculo se torna imposible”.
Fernando Moreno, ingeniero agrónomo experto de fitoprotección, explicó que este exceso de humedad genera hipoxia: un fenómeno en el que el agua ocupa los espacios de aire en el suelo y la planta no puede absorber oxígeno ni nutrientes. En cultivos como la papa, esto puede significar la pérdida del tubérculo. “En estos casos, lo más recomendable es una cosecha prematura para salvar parte de la producción y evitar que el agua dañe el producto final”, indicó.
Esa fue justamente la decisión que tomó Carlos Salcedo: “La quemamos ligero para tratar de recuperar algo antes de que se siga pudriendo”. En estos casos, como explicó Moreno, “el uso de herbicidas para la quema de cultivos ante un exceso hídrico es una práctica que se utiliza principalmente en aquellos que están sembrados al nivel del suelo, como el caso de la papa”.
La situación no es aislada. Según la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA), hasta noviembre podrían verse afectadas más de 200 mil hectáreas en el país por el exceso de lluvias. Solo en la Región Andina, 120 mil están en riesgo.
Frente a este panorama, algunos municipios han comenzado a reforzar su respuesta. En Nemocón, se ha implementado un sistema de reportes en tiempo real que permite georreferenciar los predios afectados y registrar el tipo y la extensión del daño, y de esta manera, facilitar la gestión de ayudas.
Sin embargo, el acceso a estas herramientas no siempre es claro para los productores. Gómez señaló que “hay mucho desconocimiento sobre cómo reportar” y que persiste la desconexión entre el campo y la institución.
Para cerrar esa brecha, la administración municipal ha puesto en marcha ferias de servicios en veredas, campañas de difusión por video y grupos de WhatsApp, además de capacitaciones con el SENA para que los agricultores aprendan a anticipar y adaptarse a fenómenos climáticos.
A pesar de las iniciativas, la participación sigue siendo un reto. “Lastimosamente, tengo que decirlo: no hemos obtenido la respuesta que esperábamos por parte de los productores, lo ven como una pérdida de tiempo”, admitió Gómez.
Los impactos económicos tampoco dan tregua. “Ahorita la papa está muy barata: a 40 mil pesos el bulto de 50 kilos no resulta rentable para mis costos fijos”, culminó Salcedo.
Surcos de papa inundados revelan la crisis. Por: Paula Moreno
Recomendaciones técnicas
Los expertos sugieren sembrar contra la pendiente con curvas de nivel para evitar el arrastre de suelo, construir zanjas de infiltración, elevar surcos para mejorar el drenaje, controlar malezas y hospederos de plagas, y planificar la fertilización según el pronóstico de lluvias.
También, se promueve la implementación de caballones para aislar los cultivos de la humedad, cosechas tempranas cuando el producto ya está formado y el uso de fertilizantes foliares cuando el suelo saturado limita la absorción de nutrientes. Moreno lo resume en una frase: “será clave generar buenos sistemas de drenaje y realizar siembras en sitios altos para que el riesgo de inundación sea mínimo”.
El boletín de las Mesas Técnicas Agroclimáticas (MTA) de Cundinamarca coincide y añade la necesidad de transitar hacia sistemas de producción más limpios y agroecológicos, con suelos capaces de retener y filtrar mejor el agua.
Para muchos, como Salcedo, adaptarse no es tan sencillo. En la región Sabana Centro, las lluvias persistentes, la caída de los precios y las ayudas que no siempre llegan, seguirán cosechando pérdidas en una temporada que, según los pronósticos, podría extenderse y repetirse con más fuerza a futuro.
Edición y revisión: Manuelita Rodríguez Ortegón y Valeria López Rodríguez.
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