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6 de Octubre de 2025 13:00
Con su semblante pasivo, sonrisa pícara, pelo raso y tatuajes en sus nudillos por un arte milenariamente callejera, Conexión Sabana 360 se sentó en entrevista con este personaje. Siendo él uno de los exponentes institucionales de las disciplinas locales nos permitió entender “la movida” detrás de los deportes alternativos y su creciente impacto y resonancia con las juventudes de Sabana Centro. Julián Giovanny Pedraza, más conocido por los parceros del skatepark del Parque de la Esperanza como Julián, es el instructor de la escuela de deportes urbanos de Zipaquirá.
El skateboarding es una disciplina traída desde Estados Unidos y que data su existencia desde los años 60. Desde los años 2000, esta cultura refugiada en la rebeldía adolescente y la generación Millenial, ya se asomaba por los centros urbanos de Bogotá, Medellín y Cali, y que enganchó a miles de jóvenes que buscaban espacios de libertad y resistencia. No fue hasta los principios de los 2020s que se consideró como un deporte profesional a nivel mundial, reconocido como un deporte de arte por el Comité Olímpico Internacional, que hace presencia en los Juegos Olímpicos desde su edición de Tokio. Se espera que para el 2028, se instaure como una disciplina oficial de la agenda deportiva de los mejores atletas del mundo, y Zipaquirá, con este tipo de iniciativas, no busca quedarse atrás.
Gregorio: ¿Cómo fue su primer contacto con el skate y qué fue lo que lo motivó a convertirse en entrenador?
GP: Mi inicio con el skate fue por Bart Simpson, verlo en su patineta me emocionaba de pequeño. Le pedí una a mi mamá, no quiso. Ya a los 16, casi 17, con mi primer trabajo ahorré y me compré una patineta sencilla que no me duró ni una semana. Con esta, empecé a rodar, a juntarme con los parceros del barrio en Tocancipá, y empezamos a soñar con esto. Había como una rivalidad con los del centro, ellos nos vendían todo usado y caro. Trabajando en Rincón Grande un man me contó que en Chapinero vendían “tablas pro”. Fui con mi papá, me compré mi primera tabla profesional y desde ahí le dimos con toda. Hoy tengo 34 años, o sea, llevo la mitad de mi vida patinando.
Lo del entrenamiento se dio de pura vida, normalmente soy de ese tipo de personas. Nada muy premeditado. Hace 2 años, estaba en una vuelta “maluca” con mi pareja y un amigo me dijo que estudiáramos. Yo no quería porque ya tenía 30, me sentía viejo, pero me metí a Entrenamiento Deportivo. Venía con la idea de montar un club de skate en el parque y eso me sirvió pa’ darle forma. En la universidad me tocó hacer un proyecto de grado, busqué al gerente y le pedí espacio en la ciclovía. Montamos rampas, clases; la idea era profesionalizar y sacar a los pelados del consumo. El gerente me colaboró y luego, en un empalme con Juventudes, me ofrecieron trabajar en la escuela de deportes urbanos. Todo se fue dando así, sin planear.
G: ¿Cómo percibe la evolución del deporte urbano y el skate en la región? ¿Cómo la ha visto cambiando en estos años?
GP: Cuando empecé no había skateparks en la Sabana, tocaba ir hasta Bogotá al de Ciudadela Colsubsidio. Ya con el primer parque acá fue una chimba. Luego vinieron los de Cogua, Tocancipá y Facatativá, pero llegar hasta allá era un “pasajecito”.
Uff, ha crecido resto la movida. Pero se ha perdido algo de esencia con las redes sociales. Antes no era tan fácil grabar. Por ejemplo, no tengo casi registros de mis inicios, ya que nunca tuve una cámara para grabar. Ahora todo es al instante, con el celular al bolsillo ya no se piensa en hacer un buen video, porque los pelados lo suben todo inmediato, no se toman la molestia de parar, todo ya está publicado y no hay nada que sorprenda.
G: ¿Qué retos enfrenta como profesor al enseñar en un contexto donde normalmente la gente lo asocia al deporte de los vagos, de los marihuaneros y de los rebeldes? ¿Cómo lucha con estos estigmas?
GP: Es duro, porque la mayoría que montan son adolescentes y están en la rebeldía. Creen que el skate no tiene reglas, pero cuando ya es deporte, claro que las tiene. Antes entrenábamos a lo loco, a los “tiestazos”, ahora hay programas, preparación física y técnica detrás para potenciar las capacidades del que patina. El reto es que los pelados entiendan que si quieren resultados toca disciplina, porque este es un deporte de arte: 60% técnica y 40% físico, y ese 40% define logros. Con niños es más fácil, con adolescentes cuesta que se adapten, porque solo quieren montar y montar y les cuesta acatar órdenes.
G: ¿Cómo ha logrado conectar con sus alumnos, ¿qué hace para mantenerlos motivados?
GP: La motivación está bien, pero realmente está sobrevalorada, lo que realmente cuenta es la disciplina. Yo les doy ejemplo, aunque ya me duelan las rodillas sigo montando. También los engancho con planes: competencias, conocer otros parques, mostrarles lo que ganan estando en la escuela.
G: ¿Cuál es el impacto social que tienen este tipo de deportes en la región y específicamente aquí en la ciudad?
GP: El skate y los deportes urbanos hacen gente más resiliente, más “antifrágil”. Uno aprende a no rendirse al primer golpe. Eso ayuda mucho a la sociedad porque enseña persistencia, que nada se logra fácil, que hay que aprender del error y no desfallecer en los miles de intentos.
G: ¿Usted qué valores o aprendizajes cree que esta disciplina transmite?
GP: Resiliencia, disciplina, empatía. Aunque el skate es individual, la alegría y el dolor son colectivos. Si un parcero se cae, a todos les duele; si hace un truco, todos lo celebran. Esa vibra de compartir es lo más bacano.
G: ¿Qué tiene pensado para la escuela? ¿Qué sueña en el futuro?
GP: Lo que buscamos con la escuela es resignificar este espacio. Quitarle la imagen de que el skatepark es solo pa’ fumar o consumir. Yo siempre les digo a los pelados: “parce, si va a fumar, hágalo en otro lado”. Ellos responden que el parque es libre, pero yo les explico que acá vienen niños, y si ven a un buen skater fumando creen que pa’ ser bueno toca consumir. No, la idea es que el parque y el skate se vean como algo positivo, un espacio sano, de competencia.
G: ¿Qué consejo normalmente les da a estos chicos que quieren empezar en el skateboarding?
GP: Primero, que no dejen de soñar. Hay ejemplos grandes, como Jhankarlos González, hoy el máximo exponente colombiano del skate, (quién debutó en la modalidad de skate en Tokio 2021). Ese man salió de un barrio humilde, sin nada, pero con constancia y enfoque. Aunque tuvo momentos duros, siempre volvió más fuerte.
Entonces, mi mensaje es: sueñen en grande, pero trabajen pa’ que eso se cumpla. Como dice ese libro de “Las 5 de la mañana”: sueñe grande, pero empiece con pasos pequeños.
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