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9 de Septiembre de 2025 07:05
Salir a comer ya no es solo un plan para humanos, ahora también las mascotas tienen un lugar reservado en la mesa. El 40% de los hogares colombianos tiene una mascota, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). En respuesta a este segmento del mercado, los restaurantes implementaron la tendencia “pet friendly”, que no solo significa el ingreso seguro y responsable de animales, sino que garantiza condiciones adecuadas para su bienestar, con zonas verdes, puntos de hidratación y menús diseñados para ellos. En Colombia, se estima que hay 150 establecimientos pet friendly, de los cuales 50 están en Bogotá.
Esta modalidad va más allá de una simple tendencia del mercado. Es una transformación cultural, puesto que agrega una nueva sensibilidad colectiva en la que el vínculo humano-animal se proyecta sobre prácticas cotidianas como salir a comer. Estos espacios no solo habilitan la presencia física de los animales, sino que generan un ambiente adaptado que considera sus necesidades y las integra armónicamente con la experiencia del comensal humano. Así, la gastronomía se expande: ya no es solo sabor, servicio y ambiente, sino también afecto, compañía y conexión emocional entre humanos y mascotas.
Estudios de zootecnia sobre el bienestar animal, realizados por la Universidad Autónoma de Barcelona, han demostrado que la compañía de mascotas reduce los niveles de estrés y ansiedad, y esa sensación de confort y conexión se traslada al entorno del restaurante. La alegría se potencia al compartir con ellos, ya que refuerza su rol como parte de la familia. Del mismo modo, la posibilidad de cuidar de la mascota en un entorno público y asegurarse de que coma bien y esté cómodo son manifestaciones de que el rol parental/maternal se fortalece a través de la atención activa.
Estos espacios fomentan la socialización entre humanos que comparten amor por sus animales. Se convierten en nodos de encuentro donde la conversación fluye en torno a las experiencias con las mascotas. De cierto modo, funciona como un epicentro que fortalece la identidad colectiva de los amantes de los animales, al dar cabida al intercambio de consejos, vivencias y la organización de eventos temáticos como celebraciones de cumpleaños caninos, jornadas de adopción y coworking.
De otro lado, la posibilidad de compartir menú con la mascota trasciende la simple nutrición, al ser un acto de comunicación interespecies. En ese acto cotidiano se materializa una forma de diálogo no verbal, donde el compartir alimento se convierte en un puente de reconocimiento y pertenencia entre especies. Cuando los restaurantes adaptan la oferta gastronómica, la comida se resignifica: pasa de ser un sustento a un vehículo de entendimiento mutuo. Así mismo, considera las necesidades del humano y la mascota, creando un ambiente que desafía la reunión tradicional en la mesa. Engancha una perspectiva multisensorial con la diversidad de espacios, olores, texturas y sabores que se convergen para generar una experiencia.
Tatiana Quirama, fundadora de “Flora Joy”, un restaurante brunch pet friendly ubicado en Manizales, destaca: “Sabiendo que las nuevas generaciones prefieren tener mascotas a tener hijos, merecen tener su propio espacio de ocio para retribuirles todo el amor. Esto fomenta los espacios de innovación, teniendo en cuenta que las mascotas también deben ser cuidadas y alimentadas; abre la posibilidad de crear alimentos o combinaciones novedosas, naturales y nutritivas”. Esta práctica se convierte en recuerdos inolvidables, donde se construye la camaradería y el afecto duradero a través de vivencias conjuntas.
Sin embargo, la implementación de lugares pet friendly no está exenta de desafíos y posibles percances. Uno de los puntos clave radica en la necesidad de establecer normativas sólidas, dado que existe la falta de civismo por parte de algunos dueños que son incapaces de controlar el comportamiento de sus animales o son negligentes con la higiene. Esto genera molestias y riesgos para otros clientes y para el personal del restaurante.
Ruidos, olores o interacciones molestas podrían desviar la atención de los comensales y generar estrés o incomodidad, por ello los restaurantes deben encontrar un equilibrio donde se satisfagan las expectativas y las necesidades de quienes asisten. En este sentido, la experiencia pet friendly requiere corresponsabilidad: mientras el restaurante ofrece condiciones adecuadas, los dueños deben garantizar que sus mascotas se desenvuelvan de manera adecuada con el entorno. Solo así se logra que la convivencia fluya y que la propuesta cumpla con su promesa de bienestar compartido. Entender los límites de la exposición de los animales a este tipo de entornos para mitigar posibles inconvenientes.
Los restaurantes pet friendly son una iniciativa que transforma la manera en que vemos la gastronomía. Salir a comer con la mascota es un catalizador para fortalecer el vínculo humano – mascota al integrar a los animales en una experiencia cotidiana, validar su rol dentro de la familia y fomentar la confianza entre sí. Es la manifestación tangible de cómo la sociedad está redefiniendo su relación y sensibilidad con los animales, reconociendo su impacto trascendental y la huella que imprimen en la vida de sus dueños.
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