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21 de Octubre de 2025 14:55
Durante más de siglo y medio, el espéculo vaginal ha sido símbolo de incomodidad y miedo en las consultas ginecológicas. Hoy, proyectos como Lilium, creado por ingenieras de la Universidad Técnica de Delft, proponen una alternativa no invasiva, flexible y empática que redefine la relación entre la tecnología médica y la experiencia de las mujeres.
Mi primera citología en la Fundación Santa Fe, a los 20 años, estuvo atravesada por el temor heredado de amigas y familiares hacia el espéculo: un dispositivo indispensable para detectar enfermedades graves que tiene funcionamiento desde hace 180 años, pero que parece creado sin tener en cuenta la experiencia de las pacientes.
La escena quedó grabada en mi memoria: una camilla fría, una bata azul, la presión dolorosa y la sensación de invasión en medio de un procedimiento que nadie explicó antes de iniciar. Mi cuerpo se tensaba, mis manos se aferraban con fuerza y mi mente se llenaba de nerviosismo. Al final, lo que quedó fue un vacío emocional y la indiferencia de una frase rutinaria: “Vas a sangrar, sentir dolor e incomodidad, toma ibuprofeno, eso es normal”.
Aunque mi experiencia es compartida por millones de mujeres en el mundo y reconozco que el espéculo vaginal ha permitido incontables diagnósticos tempranos, resulta necesario cuestionar su permanencia como único recurso.
El espéculo vaginal tradicional ha cambiado muy poco desde su invención en el siglo XIX. Su origen está marcado por un contexto en el que el dolor y la voz de las mujeres eran prácticamente invisibles. El dispositivo fue creado por el médico Marion Sims, a menudo denominado “padre de la ginecología moderna”, quien llevó a cabo experimentos quirúrgicos en mujeres afrodescendientes esclavizadas, sin anestesia y, según diversos registros, sin su consentimiento.
Aunque el espéculo vaginal ha sido uno de los instrumentos más representativos de la ginecología durante los últimos 180 años, resulta cuestionable que no haya sido rediseñado o replanteado para brindar una atención más adecuada y digna a las mujeres como pacientes. La innovación médica ya ha transformado múltiples áreas de la salud, y es urgente que también lo haga con la ginecología: necesitamos dispositivos más modernos, empáticos y cómodos, que prioricen la experiencia de la mujer tanto como la precisión del diagnóstico.
Un ejemplo es Salva Health, una startup colombiana con su dispositivo Julieta, capaz de detectar riesgo de cáncer de mama a mediano o largo plazo. Se trata de una tecnología no invasiva, indolora y libre de radiación, pensada para que cualquier mujer pueda realizarse el examen. Otro ejemplo es Bloomlife, creado en Estados Unidos, que, conectado vía bluetooth a un smartphone, permite monitorear el embarazo en tiempo real. En el Reino Unido, el dispositivo Elvie se ha consolidado como referente al ser el primer sacaleches de silicona con el sistema SmartRythm™, que permite personalizar la extracción.
En esa misma línea acaba de surgir Lilium, un dispositivo que busca mejorar la salud ginecológica femenina.
Se trata de un espéculo reinventado por dos ingenieras de Países Bajos, Ariadna Izcara Gual y Tamara Hoveling. Inspirado en la forma de un lirio y fabricado con materiales flexibles y suaves al tacto, su diseño busca transformar la experiencia ginecológica en un procedimiento más humano, respetuoso y ético. Lilium no pretende reemplazar al espéculo tradicional, sino repensarlo con las herramientas y la sensibilidad que ofrece nuestro tiempo.
El dispositivo Lilium, desarrollado en la Universidad Técnica de Delft, está hecho de caucho semiflexible, lo que permite una inserción menos invasiva y elimina la rigidez del espéculo tradicional. Aunque aún se encuentra en fase de pruebas en Países Bajos, sus creadoras han superado las metas de financiamiento participativo. Su diseño, compuesto por solo dos piezas, facilita la limpieza y la esterilización, y puede ser insertado tanto por un profesional como por la propia paciente, otorgando mayor comodidad y autonomía.
La motivación detrás de este invento es profundamente humana. En declaraciones a ABC News el 15 de julio de 2025, Tamara Hoveling recalcó: “He recibido muchos correos electrónicos de mujeres diciéndome que en realidad no van al ginecólogo por culpa del espéculo, porque tienen miedo, porque han tenido una experiencia traumática”.
En entrevista con RCN Radio el 14 de julio de este año, Hoveling explicó que la motivación para crear este dispositivo nació de su propia experiencia, profundamente vinculada con la ingeniería y la empatía hacia las pacientes: “Desafortunadamente, tengo mucha experiencia con el espéculo vaginal. Nunca fue algo placentero y siempre me pregunté por qué tenía ese aspecto. Eso me motivó aún más a emprender este proyecto”, expresó.
Lilium aún se encuentra en fase de prototipo y validación clínica. Sus creadoras trabajan en obtener las certificaciones necesarias para llevarlo al mercado internacional e implementarlo en hospitales.
La creación de Lilium representa un avance significativo en la salud femenina. Gracias a la incorporación de nuevas tecnologías y rediseños médicos, este dispositivo ofrece una alternativa no invasiva y libre de dolor frente al espéculo vaginal tradicional, empleado durante más de un siglo bajo una mirada científica predominantemente patriarcal. Resultaba necesario un rediseño más cómodo y flexible que permitiera a las mujeres acudir sin temor a sus revisiones ginecológicas.
Más allá de ser una solución puntual, Lilium invita a repensar la ingeniería biomédica desde la empatía y la experiencia del paciente. Su desarrollo plantea el reto de seguir diseñando dispositivos que no sólo respondan a la funcionalidad médica, sino que también integren la sensibilidad, el respeto y la dignidad como ejes fundamentales de la innovación en salud.
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