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30 de Septiembre de 2025 14:05
Los autos de carreras más rápidos de Colombia tienen su cuna y origen en el Autódromo de Tocancipá, Cundinamarca. Desde hace 22 años, el campeonato TC2000 es la representación viva del automovilismo colombiano y un semillero de talentos que han llegado a competir en categorías internacionales. Nombres como Juan Pablo Montoya, en la Fórmula 1 y la IndyCar, Gabby Chaves, en la IndyCar, y Tatiana Calderón, en la Súper Fórmula, demuestran que el talento colombiano está presente en los campeonatos más grandes del automovilismo mundial.
El campeonato TC2000 Colombia es una competencia profesional de vehículos de producción en serie adaptados para este torneo. Cuenta con cinco categorías: TC2000 (principal), TC2000 Clase Junior, TC Clase A, TC Clase B y TC Clase C.
Históricamente, estas competencias han sido cuestionadas por su impacto ambiental, y hoy nos preguntamos sobre la tecnología de sus motores. El campeonato se ha destacado por implementar tecnologías de punta. Hasta 2024, los vehículos participantes utilizaban exclusivamente motores de combustión interna con combustibles fósiles como gasolina o diésel. En ellos, una mezcla de aire y combustible se quema dentro de los cilindros del motor, generando la explosión necesaria para impulsar el automóvil.
A partir de la temporada de este año, se escribió un nuevo capítulo cuando los organizadores decidieron dejar a los equipos la libre elección entre motores impulsados por hidrógeno o seguir usando los de gasolina o diésel. Eso sí, todos compiten en la misma categoría, sin ninguna ventaja o distinción.
Para los fanáticos, el rugido de un motor se asocia con pasión y adrenalina. De hecho, son escasas las ocasiones en que un verdadero seguidor del deporte motor asocia un auto de carreras con la idea de ´sostenibilidad´ en lugar de simplemente ´espectáculo´.
Al introducir vehículos impulsados por hidrógeno en el campeonato de este año, el TC2000 Colombia decidió compensar su huella de carbono y, además, apoyar la sostenibilidad ambiental mediante la compra de bonos verdes. Este paso marca un antes y un después en nuestro automovilismo, conectándolo con una tendencia global que está redefiniendo el deporte motor. Para nosotros, los amantes de los autos, la propuesta de implementar hidrógeno en vehículos de carrera genera muchas dudas.
Internacionalmente, vemos que Le Mans anunció que en 2027 se introducirá una categoría de prototipos que funcionarán con hidrógeno y Toyota ya presentó el GR H2 Racing Concept, un vehículo creado específicamente para competir en esta icónica carrera. Por otro lado, la Fórmula 1 se ha propuesto alcanzar la neutralidad de carbono para 2030, mientras que el Campeonato Mundial de Resistencia (WEC) está experimentando con combustibles alternativos. En este contexto, la iniciativa del TC2000 no es un simple gesto simbólico, sino un experimento real con un impacto medible.
Natalia Vergara, periodista especializada en automovilismo, lo resume de la siguiente manera: "aquí estamos poniendo a prueba cómo el hidrógeno realmente puede ser más eficiente, cómo puede mejorar la mezcla y además cómo puede darnos neutralidad (de carbono). Estamos tratando de optimizar el motor para reducir las emisiones, porque realmente nosotros corriendo estamos generando un impacto ambiental muy alto”. El automovilismo siempre ha sido criticado por su huella ambiental, pero con apuestas como esta, pasa de ser parte del problema a convertirse en una solución.
Después de los resultados de la carrera "De Neto a Cero", organizada por el TC2000 Colombia el pasado 10 de agosto, quedó demostrado que la propuesta del hidrógeno es viable, y también que tiene el potencial de consolidarse como parte del futuro del automovilismo colombiano. Tatiana Pérez, piloto del TC2000 y la primera mujer en competir con un vehículo impulsado por hidrógeno, lo confirma: “¿Por qué no pensar en obtener más potencia y al mismo tiempo cuidar el planeta?”. Su testimonio refleja que, lejos de ser una desventaja, el hidrógeno puede ofrecer más cosas de las que parece. Como espectadores, la emoción no desaparece, simplemente se transforma en una experiencia diferente en la que podemos disfrutar del automovilismo que nos apasiona, sabiendo que no está destruyendo el entorno.
Por otro lado, me surgió una pregunta: ¿todos los pilotos ven viable el uso del hidrógeno en sus vehículos de carrera o consideran hacerlo en un futuro? Aunque la tecnología aún está en desarrollo, la mayoría la percibe como una oportunidad. Nicolás Castillo, piloto del CNA, aseguró que su llegada “puede atraer marcas y patrocinadores comprometidos con el medio ambiente, reducir la huella de carbono y fortalecer el automovilismo nacional”. El debate no es si funcionará, sino cuándo y cómo se consolidará. En un país donde la financiación es un gran desafío, esta alternativa podría impulsar la permanencia y el crecimiento del automovilismo colombiano, mostrando que los pilotos también piensan en el futuro del deporte.
Decir que el automovilismo solo debería mantenerse en el uso de gasolina es desconocer la dirección hacia la que se mueve el deporte internacionalmente. Es negar la realidad de que competiciones como Le Mans, la Fórmula 1 y el WEC ya trabajan con alternativas que combinan potencia y sostenibilidad. Quienes insisten en limitarse a la combustión tradicional no están pensando en el automovilismo a largo plazo ni en el planeta que heredarán las próximas generaciones. El TC2000 Colombia ha demostrado que se puede mantener intacta la emoción de las carreras, la velocidad, el ruido y la adrenalina, mientras se innova con tecnologías limpias.
El hidrógeno es el futuro del automovilismo de carreras, y Colombia tiene la oportunidad de ser pionero en Latinoamérica. No se trata solo de ganar trofeos, más bien, de garantizar que el deporte que nos apasiona tenga un lugar en el mañana, sin convertirse en un símbolo de contaminación. Apostar por el hidrógeno es apostar por la continuidad del espectáculo, por la responsabilidad ambiental y por un automovilismo que no solo emocione, sino que también inspire. El TC2000 Colombia ya dio el primer paso; ahora la pregunta es quién se atreverá a quedarse atrás.
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