"El periodismo cultural, como ser colombiano, es un acto de fe"

14 de Mayo de 2025 00:00

juan camilo rincon
Por: Juan Camilo Acosta Chaves

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El periodista y escritor Juan Camilo Rincón opina que no hay que tenerles miedo a los avances de la IA en este campo del periodismo, pues el ingenio humano siempre va a ganar.

Rincón es magíster en Estudios Literarios de la Universidad Nacional de Colombia. Fue ganador del Premio Distrital de Crónica del Instituto Distrital de las Artes (Idartes) 2018 y en el Cuarto Seminario de Periodismo Cultural de Medellín en 2020.

Ha publicado los libros Manuales, métodos y regresos (Arango Editores, 2007), Ser colombiano es un acto de fe. Historias de Jorge Luis Borges y Colombia (Libros & Letras, 2014), Viaje al corazón de Cortázar (Libros & Letras, 2015), Nuestra memoria es para siempre (Fundación Patrimonio Fílmico de Colombia y Señal Memoria, formato digital, 2017) y Colombia y México: entre la sangre y la palabra. Aproximaciones a la relación de dos regiones literarias (Palabra Libre, 2022).

En esta entrevista con Conexión Sabana 360, realizada en 2024, Rincón habló de los desafíos del periodismo, la cultura y su interpretación y la inspiración para seguir escribiendo en la época de la IA.

Nuevas herramientas a disposición de los periodistas están haciendo más ameno el oficio de comunicar. ¿Cómo se pueden observar estos avances en el periodismo cultural?

Lo que hay que entender es que la Inteligencia Artificial (IA) es una herramienta. No se puede caer en el error de creer que solo lo que produzca esa herramienta ya es en sí un producto terminado; es algo que nosotros tenemos que incluirle un alma y todavía la IA no tiene esa capacidad y no creo que la tenga jamás.

Además, ya ha pasado mucho con las herramientas en el arte: estas o pueden tomar su propia forma como la fotografía cuando aparece frente a la pintura o pueden llegar a ser obsoletas y perder su calidad. Hace 20 años, se decía que el libro iba a desaparecer porque todo se iba a leer digital y los libros siguieron existiendo, porque el libro, por ser libro, ya en sí es una herramienta. Y es perfecta, porque desde el desarrollo de sus siglos no ha cambiado mucho.

Mira la Biblia de Gutenberg y el libro que se está publicando en el stand de al lado: tiene la misma estructura.

La herramienta solo sobrevive si tiene una utilidad específica y eso se lo da a la sociedad. No hay temer a los avances, ya que van a seguir apareciendo: algunos morirán, otros no; pero siempre el humano termina ganando.

Se intuye, con las tecnologías e inteligencia artificial que llegan al campo del periodismo, que la idea detrás del reportaje, de la entrevista y del artículo será más importante que su ejecución. ¿Cómo se puede ver esa creatividad en el periodismo cultural?  

Al final todos llegamos a ser obsoletos en un punto. La evolución es necesaria, pero siempre la estructura del podcast se puede basar en el desarrollo del guion, en cómo se hacía la radio, y la radio viene de la radionovela y las radionovelas vienen del teatro. Hay un recorrido que tiene una forma desde hace muchísimo tiempo: lleva siglos desarrollándose y no se va a perder. La gente no puede cambiar las estructuras de las tramas porque siguen siendo las mismas hace 2000 años; lo que cambiamos es la forma de contarlas.

Entonces, hay que aprovechar las herramientas académicas como la investigación, pero hay que encontrar una forma narrativa y esa se puede aprender en la ficción.

Lo que debemos es no contar mentiras, y utilizar las herramientas de narración: cambie los personajes, el punto de vista del narrador, que puede ser omnisciente, testigo, o puede ser un narrador que no lo sabe todo. Se puede jugar con esas técnicas con las que lleva jugando la novela en los últimos 200 años. No es crear algo nuevo, es contarlo de forma distinta pero anclado en la realidad.

Uno de los obstáculos es que el periodismo cultural no está oficializado.  ¿Cómo se puede lograr tal fin?

Primero haciendo buenos productos. Eso es esencial, hay que hacer buenos productos, con investigación, que se acerquen a la mayor cantidad de gente y lo otro es no regalar el trabajo y presionar a las entidades públicas y a los espacios culturales para seguir trabajando y crear una agenda cultural. Sin una agenda cultural no somos capaces de desarrollar una discusión.

Sin embargo, hay un problema relacionado con cierto esnobismo en la cultura que dicta qué es culto y que no: por ejemplo, una exposición de arte versus un reinado de belleza, a pesar de que ambos nacen de un entorno mediático de la cultura. En este sentido, ¿qué decide cubrir el periodismo cultural y qué no?

Lo que me propones depende del medio. Hay algunos que no les gusta, otros que sí. Cuando yo trabajo en medios independientes, mi intención es que, para mí, no se dé un concepto de canon o lo que tú llamas culto, aquello que públicamente se reconoce para un grupo o una élite.

Yo pienso que toda manifestación de cultura es válida y tiene que ser divulgada y nuestra labor como medios de comunicación es democratizar la cultura:  tenemos que buscar una forma de contarlo todo; no limitarnos a un cierto grupo, porque se ha hecho durante muchos años en el periodismo cultural y tenemos que ir en contra. Por eso somos nuevos periodistas culturales y tratamos de no limitarnos a los cánones.

Desde las instituciones educativas se enseña que los grandes autores son Borges, Cortázar y otros. Sin embargo, salta a la vista que la cultura tiene muchas otras facetas. ¿Cuál sería el papel del periodista cultural al ver este panorama?

Esa es una decisión ética que tiene cada periodista: si quiere jugar con el canon y jugar a lo seguro o comenzar a ver otras opciones que tienen mucho más valor y que la sociedad, por medio de la cultura, se está abriendo a otros caminos y otras visiones. Entonces, lo que tenemos que hacer como periodistas culturales, es hacer énfasis, trabajo y labor en que las otras voces se escuchen. No solo eso: las minorías, las visiones distintas, la comunidad LGBTIQ+.  Nosotros tenemos la obligación ética de darle voz a todos.

Entonces, cuando hay censura de estas minorías de las que habla, ¿cómo debería ser el actuar del periodista cultural?

El periodismo tiene una ventaja y es que intenta ser libre. Luego, es buscar los caminos para siempre mostrar las opiniones distintas. El canon es muy fácil, el canon incluso ya lleva mucho tiempo en que se ha divulgado; lo interesante, y para hacer cosas maravillosas y diferentes, es tomar la decisión ética de poner todas las voces sobre la mesa.

Es en lo que yo más me esfuerzo: trato de escuchar las otras voces. ¿Qué son los parámetros míos? No me guio por el concepto de canon, sino por concepto de calidad: si un libro vale la pena hablarlo no importa quién lo haya hecho, lo importante es hablar de la calidad del libro. Y no limitarnos a los pensamientos que creemos que son de canon, que dicen qué es bueno o qué es malo, sino tener un propio criterio. Este se logra de una forma: hay que leer y releer, porque no se puede sentar a escribir o hablar y dar una opinión si no se tiene una base de conocimiento. Para el periodismo cultural es esencial el estudio.

¿Y qué se necesita para que una comunidad reconozca a una obra como tal?

Para mí es que se den cuenta de que hay un desarrollo artístico dentro de ella. Te voy a poner un ejemplo: el arte contemporáneo. Una vez vi unos baldes con huecos que le echaban agua a otro balde sin hueco.  Para la comunidad artística eso era una obra de arte.

Entonces también hay una crítica al concepto de cómo vemos las artes, y es que tanto contemporáneo se puede escoger. Pero eso depende de la Academia, de dónde vienen los agentes culturales, que pueden ser muchísimos como los editores, los artistas y los periodistas.

¿Cómo inspirar a nuevos periodistas que busquen hacerse un espacio en la agenda cultural de Colombia y Latinoamérica?  

El periodismo cultural, como ser colombiano, es un acto de fe. Ahí estoy parafraseando un poquito a Borges. Entonces, lo que creo es que hay que luchar y crear espacios para hablar sobre cultura y eso solo lo hace gente que ama la cultura. Construyan nuevos campos, luchen por el periodismo independiente que ahí es donde está el camino. Hagan sus propios productos y busquen la forma de divulgarlo lo mejor posible.

Yo creo que los medios grandes van a dejar de funcionar o se van a adaptar a las herramientas y estructuras del periodismo digital independiente. Lo que les digo es: si aman la literatura, aman la cultura, este es el camino. Hay que luchar; como todo en la vida, no todo es fácil, pero sí hay muchos espacios y además hay una ventaja; porque hay poco periodismo cultural, eso significa que hay muchos espacios que se pueden llenar.
 

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