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13 de Noviembre de 2025 13:00
Luces de neón, tatuajes en vivo, música techno y el rugido de una multitud. Así se vivió el Gladiator Fest World Series, celebrado celebrado en, el Centro de Eventos Zona 56 de Bogotá. Durante once horas, el evento -organizado por la Asociación Colombiana de Artes Marciales Mixtas (OCAMM) y el Team Punko Trainer- reunió a peleadores de todo el país en una jornada que mezcló espectáculo, disciplina y cultura urbana para celebrar los 10 años del festival.
Entre los competidores, Harold Prieto, de 27 años, fue quien se llevó la atención y el cinturón. Campeón de la categoría peso pluma (65.8 kg), Prieto se impuso con técnica y mentalidad, pero sobre todo con una historia de superación que comenzó mucho antes del combate. “Al principio me daba pánico el público, los gritos, las miradas. En los entrenamientos todo es controlado, pero en el evento hay muchas emociones. Ese fue mi mayor reto”, confesó mientras se preparaba tras bastidores.
Su entrenador, Punko Wilches Poveda, ha sido clave en su transformación. “Gracias a él soy atleta de alto rendimiento”, reconoce. Prieto empezó practicando boxeo universitario y taekwondo de forma recreativa, hasta que conoció a Wilches y decidió dar el salto al profesionalismo. “Este deporte no es violento; es agresivo, pero basado en el respeto. Todos estamos aquí por voluntad propia”, aseguró.
El juez internacional César Martínez, representante de OCAMM, explicó que esta edición incluyó la modalidad MMA Striking, pensada para ofrecer un espectáculo más dinámico. “El verdadero rival no es el que está enfrente, sino uno mismo. Estos eventos son necesarios para fortalecer la técnica y la disciplina mental de los peleadores”, afirmó.
Desde otro rincón del evento, David Guayabo, competidor de Muay Thai, compartió el mismo espíritu. “Vine a dar un buen show. Mi estilo usa codos y rodillas, quiero mostrar algo distinto”, dijo antes de subir al ring.
El entrenador y promotor Fernando de Ebia, director del Centro de Alto Rendimiento de Judo, destacó la exigencia detrás de cada combate: “La gente no ve las semanas de corte de peso, el trabajo psicológico ni los entrenamientos técnicos. Los peleadores sacrifican tiempo, descanso y familia. Son verdaderos atletas”.
Llegando el round final, Harold Prieto subió al octágono por última vez esa noche. Su boxeo adaptado al MMA lo llevó a dominar la pelea final y, entre aplausos y luces, levantar el cinturón de campeón. “Llevar el nombre de mi ciudad y de mi equipo es una gran responsabilidad. En mí recae el esfuerzo de todos los que entrenan conmigo”, expresó emocionado.
Su victoria no solo selló una jornada llena de combates, música y tatuajes, sino también el inicio de una nueva etapa. “Mi meta es llegar al profesionalismo y representar a Colombia en torneos internacionales. Esto apenas comienza”, culminó con una sonrisa. Esa noche, entre el estruendo del público y las luces de Zona 56, Harold Prieto demostró que el golpe más fuerte fue el que le dio al miedo.
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