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30 de Octubre de 2025 05:00
Cada fin de semana, el Autódromo de Tocancipá se convierte en el punto de encuentro para jóvenes que buscan disfrutar de la velocidad sin riesgos. Allí, el grupo Sabana Motor Club (SMC) trabaja para cambiar la percepción de los llamados “piques” y mostrar que el automovilismo puede practicarse de forma legal, ordenada y con todas las medidas de seguridad.
“Lo que hacemos no es ilegal”, explicó Juan Camilo Galvis, integrante del club. Su compañero Alejandro Caicedo agregó: “Mucha gente le teme al autódromo porque cree que el seguro no cubre un evento deportivo. Eso termina alimentando los piques ilegales”.
En Tocancipá el ambiente es distinto. Llegan estudiantes, trabajadores y aficionados que buscan vivir la adrenalina de manera segura. “Desde que comienzas a parquear ya escuchas los motores y sientes la emoción, aunque no estés manejando”, señaló Galvis. El acceso a las gradas es gratuito, mientras que ingresar a los pits, donde se preparan los vehículos y se vive la competencia de cerca, tiene un costo. Participar en una carrera cuesta alrededor de 150.000 pesos, y los pilotos compiten en un tramo de 402 metros, conocido como un cuarto de milla, donde cada uno mide su propio tiempo.
Más que velocidad
El Sabana Motor Club está compuesto principalmente por jóvenes universitarios y trabajadores que comparten la misma afición. “Tratamos de ir siempre en grupo. Nos conocemos, nos ayudamos y celebramos cuando alguien mejora su tiempo o compra un carro nuevo”, dijo Galvis. Esa camaradería es parte del mensaje que quieren transmitir: correr no es presumir, es compartir una pasión.
Y añadió: “La filosofía del club se centra en la superación personal. “Si vas con la mentalidad de que tu carro es el más rápido, pierdes el enfoque. La idea es mejorar tu propio tiempo”.
Aunque Colombia no tiene una tradición automovilística tan fuerte como países como Argentina o Brasil, los jóvenes del SMC están aportando para cambiar esa realidad. Figuras como Juan Pablo Montoya y su hijo Sebastián, hoy en la Fórmula 2, sirven de ejemplo de que el talento colombiano puede llegar lejos.
Las redes sociales también han jugado un papel clave. Plataformas como TikTok, Instagram y YouTube se han convertido en espacios para compartir contenido sobre mecánica, seguridad vial y cultura automovilística, acercando el tema a nuevas audiencias.
Cada sábado, cuando las luces del autódromo se encienden, los integrantes de Sabana Motor Club demuestran que la velocidad no tiene que ser sinónimo de peligro. Su mensaje es claro: se puede correr dentro de la ley, con responsabilidad y respeto.
En la pista, el ruido de los motores no representa rebeldía, sino una nueva forma de construir comunidad. Una generación que está redefiniendo su pasión por el automovilismo.
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